Días
de acción de gracias y de petición que la comunidad cristiana ofrece a Dios,
terminadas las vacaciones y la recolección de las cosechas, al reemprender la
actividad habitual. Son una ocasión que presenta la Iglesia para rogar a Dios
por las necesidades de los hombres, principalmente por los frutos de la tierra
y por los trabajos de los hombres, dando gracias a Dios públicamente (OGMR 45). Se
celebrarán siempre que sea posible.
Tiempo
de acción de gracias y de petición
San
Clemente I
Carta
a los Corintios (Caps 59,2 - 60,4 : Funk 1, 135-141)
En
la oración y en las súplicas, pediremos al Artífice de todas las cosas que
guarde, en todo el mundo, el número contado de sus elegidos, por medio de su
Hijo amado, Jesucristo; en él nos llamó de las tinieblas a la luz, de la
ignorancia al conocimiento de su gloria.
Nos
llamaste para que nosotros esperáramos siempre, Señor, en tu nombre, pues él es
el principio de toda criatura. Tú abriste los ojos de nuestro corazón, para que
te conocieran a ti, el solo Altísimo en lo más alto de los cielos, el Santo que
habita entre los santos. A ti, que abates la altivez de los soberbios, que
deshaces los planes de las naciones, que levantas a los humildes y abates a los
orgullosos; a ti, que enriqueces y empobreces; a ti, que das la muerte y
devuelves la vida.
Tú
eres el único bienhechor de los espíritus y Dios de toda carne, que penetras
con tu mirada los abismos y escrutas las obras de los hombres; tú eres ayuda
para los que están en peligro, salvador de los desesperados, criador y guardián
de todo espíritu.
Tú
multiplicas los pueblos sobre la tierra y, de entre ellos, escoges a los que te
aman, por Jesucristo, tu siervo amado, por quien nos enseñas, nos santificas y
nos honras.
Te
rogamos, Señor, que seas nuestra ayuda y nuestra protección: salva a los
oprimidos, compadécete de los humildes, levanta a los caídos, muestra tu bondad
a los necesitados, da la salud a los enfermos, concede la conversión a los que
han abandonado a tu pueblo, da alimento a los hambrientos, liberta a los
prisioneros, endereza a los que se doblan, afianza a los que desfallecen. Que
todos los pueblos te reconozcan a ti, único Dios, y a Jesucristo, tu Hijo, y
vean en nosotros tu pueblo y las ovejas de tu rebaño.
Por
tus obras has manifestado el orden eterno del mundo, Señor, creador del universo.
Tú permaneces inmutable a través de todas las generaciones: justo en tus
juicios, admirable en tu fuerza y magnificencia, sabio en la creación,
providente en sustentar lo creado, bueno en tus dones visibles y fiel en los
que confían en ti, el único misericordioso y compasivo.
Perdona
nuestros pecados, nuestros errores, nuestras debilidades, nuestras
negligencias. No tengas en cuenta los pecados de tus siervos y de tus siervas,
antes purifícanos con el baño de tu verdad y endereza nuestros pasos por la
senda de la santidad de corazón, a fin de que obremos siempre lo que es bueno y
agradable ante tus ojos y ante los ojos de los que nos gobiernan.
Sí,
oh Señor, haz brillar tu rostro sobre nosotros, concédenos todo bien en la paz,
protégenos con tu mano poderosa, líbranos, con tu brazo excelso, de todo mal y
de cuantos nos aborrecen sin motivo. Danos, Señor, la paz y la concordia, a
nosotros y a cuantos habitan en la tierra, como la diste en otro tiempo a
nuestros padres, cuando te invocaban piadosamente con confianza y rectitud de
corazón.
R/.
A ti, Señor, levanto mi alma; Dios mío, en ti confío, no quede yo defraudado.
V/.
No te acuerdes, Señor, de los pecados ni de las maldades de mi juventud;
acuérdate de mí con misericordia.
R/.
Dios mío, en ti confío, no quede yo defraudado.
.
Oremos:
Padre
de bondad, que, con amor y sabiduría, quisiste someter la tierra al dominio del
hombre, para que de ella sacara su sustento y en ella contemplara tu grandeza y
tu providencia, te damos gracias por los dones que de ti hemos recibido y te
pedimos nos concedas emplearlos en alabanza tuya y en bien de nuestros
hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
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OL Témporas de acción de gracias y de petición
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