Dios ...otorga la vida, la incorrupción y la gloria eterna
a los que le siguen y sirven,
con lo que beneficia a los que le sirven por el hecho de servirle,
y a los que le siguen por el de seguirle,
sin percibir por ello beneficio ninguno de parte de ellos:
pues él es rico, perfecto y sin indigencia alguna.
La
amistad de Dios
San
Ireneo
Contra
los herejes IV,13,4 - 14,1
Nuestro
Señor Jesucristo, Palabra de Dios, comenzó por atraer hacia Dios a los siervos,
y luego liberó a los que se le habían sometido, como él mismo dijo a sus
discípulos: Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su
Señor; a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo
he dado a conocer. Pues la amistad de Dios otorga la inmortalidad a quienes se
le aproximan.
Al
principio, y no porque necesitase del hombre, Dios plasmó a Adán, precisamente
para tener en quién depositar sus beneficios. Pues no sólo antes de Adán, sino
antes también de cualquier creación, la Palabra glorificaba ya a su Padre,
permaneciendo junto a el, y a su vez la Palabra era glorificada por el Padre,
como él mismo dijo: Padre, glorifícame cerca de ti, con la gloria que yo tenía
cerca de ti, antes que el mundo existiese.
Ni
nos mandó que le siguiésemos porque necesitara de nuestro servicio, sino para
salvarnos a nosotros. Porque seguir al Salvador equivale a participar de la
salvación; y seguir a la luz es lo mismo que quedar iluminado.
Efectivamente,
quienes se hallan en la luz, no son ellos los que iluminan la luz, sino ésta la
que los ilumina a ellos; ellos por su parte no le dan nada, mientras, que, en
cambio, reciben su beneficio, pues se ven iluminados por ella.
Así
sucede con el servir a Dios, que a Dios no le da nada, ya que Dios no tiene
necesidad de los servicios humanos; él en cambio otorga la vida, la
incorrupción y la gloria eterna a los que le siguen y sirven, con lo que
beneficia a los que le sirven por el hecho de servirle, y a los que le siguen
por el de seguirle, sin percibir por ello beneficio ninguno de parte de ellos:
pues él es rico, perfecto y sin indigencia alguna.
Por
eso Dios requiere de los hombres que le sirvan, para beneficiar a los que
perseveran en su servicio, ya que es bueno y misericordioso. Pues en la misma
medida en que Dios no carece de nada, el hombre se halla indigente de la
comunión con Dios.
En
esto consiste precisamente la gloria del hombre, en perseverar y permanecer al
servicio de Dios. Y por esta razón decía el Señor a sus discípulos: No sois
vosotros los que me habéis elegido a mí, soy yo quien os ha elegido, dando a
entender que no le glorificaban, al seguirle, sino que por seguir al Hijo de
Dios, era éste quien los glorificaba a ellos. Y por esto también dijo: Quiero
que éstos estén donde estoy yo, para que contemplen mi gloria.
R/.
¿Qué es lo que te exige el Señor, tu Dios? Que temas al Señor, tu Dios, y lo
ames, que sirvas al Señor, tu Dios, con todo el corazón y con toda el alma.
V/.
Este mandamiento es principal y primero.
R/.
Que temas al Señor, tu Dios, y lo ames, que sirvas al Señor, tu Dios, con todo
el corazón y con toda el alma.
Oremos:
Dios
todopoderoso y eterno, mira compasivo nuestra debilidad y extiende sobre
nosotros tu mano poderosa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los
siglos.
Amén.
†
(se
hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/.
Bendigamos al Señor.
R/.
Demos gracias a Dios
LH TC OL S Ceniza
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