Desearte FELICIDADES en este día de la fiesta de Beato Miguel agustín Pro, es recordar nuestro verdadero origen y destino Feliz y Maravilloso.
En el transcurrir de nuestra vida nos ocupan muchos quehaceres, nos distraen muchas cosas, se nos ocurren muchísimas iniciativas, empresas, entretenimientos, ocupaciones, etc. En todo esto, hallamos muchas cosas verdaderamente valiosas y necesarias, algunas otras que son útiles, pero no precisamente necesarias; otras más, que son agradables pero no útiles y menos necesarias y, por último, otras cosas que quizá son agradables de momento, pero al final nos son perjudiciales.
Nos es necesario un sentido crítico acompañado de una clara escala de valores para descernir entre lo necesario, lo útil, lo agradable y lo perjdicial.
No debemos olvidar nunca, que lo más alto en nuestra escala de valores es el Bien Supremo que para los cristianos es Dios, el Dios único y Padre de nuestro Señor Jesucristo. De donde procede la auténtica y verdadera felicidad, como nos la hace vivir Jesús Niño, Jesús Adolescente, Jesús Joven y Adulto que predica y enseña con su Vida, con su Ejemplo, con su Palabra; con su Vida y con su Muerte en la Cruz, con su Resurrección y Ascensión a los cielos.
El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice lo sigiente en el número 2548:
"El deseo de la felicidad verdadera aparta al hombre del apego desordenado a los bienes de este mundo, y tendrá su plenitud en la visión y la bienaventuranza de Dios. ‘La promesa de ver a Dios supera toda felicidad. En la Escritura, ver es poseer. El que ve a Dios obtiene todos los bienes que se pueden concebir’ (S. Gregorio de Nisa, beat. 6)."Esta verdadera FELICIDAD es la que te deseo; que esta verdadera felicidad sea la que tú desees y la que tú goces y consigas cada día, con la ayuda de Dios, siempre amoroso y misericordioso.
Un abrazo:
Tu tío Bonfilio.
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El árbol de "Cuatecomate" o "Tima" o "Guaje Cirial" se da en varias partes de nuestro país y, sus hojas son en forma de cruz. Esas fotos están tomadas en Antiguo Morelos, Tamaulipas.
Cuentan que cuando Dios había terminado la Creación, el Diablo -que siempre se entromete para intentar echar a perder las obras y los planes de Dios- quiso crear su propio árbol, y después de mucho tiempo de trabajo, cansado el Pingo se retiró a descansar. Cuando volvió para contemplar su árbol, no podía acercarse mucho a éste por más que lo intentaba porque las hojas del árbol habían salido en forma de cruz. Muy enojado el Demonio, de lejitos, se puso a lanzar piedras contra el tronco y lo grueso de las ramas; la gran sorpresa para el Padre de toda mentira, fue que cada piedra que lanzaba, al chocar contra los troncos se onvertía en un hermoso y medicinal fruto. Así cuentan los Tamaulipecos y algún misionero que conozco y que tuvo gran dificultad para acercarse a contemplar tan bello arbolito, es que sufría gran dolor en una pierna.